Los sucesos de estos últimos días en el país centro americano, han entrado a romper un periodo de larga estabilidad democrática dentro de nuestra región. Hechos que no se vivían desde la crisis de Haití en donde fue depuesto el entonces presidente Aristide.
En el caso de los sucesos que conciernen a nuestro presente, se aprecia una situación distinta a la del país isleño, pero bastante similar a lo que aconteció en nuestro continente en los años 60s y 80s; por lo mismo, no debe ser tomado como un simple caso aislado o sorpresivo, sino como algo que es propio de las naciones latinoamericanas a lo largo de la historia y quizás su mayor obstáculo frente al progreso.

Este obstáculo va mas haya de los golpes de estado y dictaduras, que no son mas que el procedimiento de los funcionarios de un gran monstruo que se desiste a morir a pesar del paso del tiempo y que vive escondido en la sombra de la constitución, economía, FF AA y sectores de la iglesia en cada uno de nuestros países. Se trata nada menos que de la elite conservadora.

Los hechos en honduras son un claro ejemplo de cómo la elite, frente a la amenaza de políticas de integración social, ha sacado a sus tropas a la calle a tomar control de la situación, con el pretexto de salvaguardar la constitución y la ley.

Frente a este argumento la pregunta es la siguiente: ¿desde cuando las consultas populares tienen la facultad de reformar constituciones o de formar asambleas constituyentes? La respuesta: nunca. Estás no tienen otro objetivo que ser un preámbulo para ver la factibilidad de un plebiscito. Por lo tanto, no es más que una simple encuesta ciudadana de carácter estatal con el fin de obtener la opinión de la ciudadanía. Por otra parte: ¿Que objetividad existe en el juicio de una corte suprema como de un parlamento claramente viciado por mantener los privilegios del sector al cual pertenecen? ¿Que legitimidad tiene una constitución heredada de una dictadura militar? ¿Que dignidad tiene una constitución que respalda la existencia de la extrema pobreza y subdesarrollo; beneficiando a las minorías poderosas y marginando a las mayorías más pobres?

Las conclusiones son bastante claras: esto no es más que otro golpe de timón maquinado por una elite latinoamericana con el fin de salvaguardar sus privilegios e intereses frente a la arremetida popular. Pero más allá de esto, lo que se debe tomar en cuenta es que tal como hoy pasa en Honduras, mañana puede suceder en cualquier país de nuestro continente. Mientras esté presente una elite que gobierna a nuestras espaldas a través de gobiernos títeres y mediocres, toda posibilidad de cambio siempre será ahogada a punta de bala.

Simplemente está en nosotros la lucha y el cambio…